Una novela que no termina en la última página

 “Un texto (con mayor fuerza que cualquier otro tipo de mensaje) requiere ciertos movimientos cooperativos, activos y conscientes, por parte del lector”.  “Un mundo posible no es un conjunto vacío sino lleno, o, para usar una expresión que circula en la literatura sobre el tema, un mundo amueblado”.

Umberto Eco (1979) Lector en Fábula: la cooperación interpretativa
en el texto narrativo. Barcelona: Lumen

 

A modo de pequeño apunte

En la narrativa transmedia, una historia, una novela en este caso, se despliega a través de distintos medios. Los lectores pueden disfrutar de la continuidad del texto narrativo más allá del propio texto. Vivir cómo encajarían los personajes en el hoy. O incluso extraer detalles del relato original y compararlos con la realidad. Completar detalles de las circunstancias o de los personajes y avanzar, expandir el relato basándose en su propia experiencia del mismo.

Queremos ofrecer aquí parte de ese mundo amueblado del que hablaba Eco. Un mundo listo para ser explorado. Porque desde su inicio “La caja roja” hace referencia a un paisaje imaginado a la espera de paseantes reales. Un paisaje identificado como fuente del arraigo que despierta en quienes en él han nacido-vivido-pasado.

Están en auge las rutas literarias, como recorridos culturales que siguen los pasos de novelistas, poetas… También las rutas enclavadas en la ficción, que invitan a sentir cada paso.

Se puede seguir a los personajes en su deriva a través del argumento literario. Encontrar la misma atmósfera que encontraron, sentirte dentro de la historia.

Entre las diseñadas como un atractivo turístico vienen a la memoria la de Dolores Redondo  o espectacular  gira Millenium …   y  muchos ejemplos mas.

Paseando paisajes

Coincidiendo con la presentación de la novela La caja roja en noviembre de 2017  surgió de forma espontánea entre algunos lectores un paseo comentado. El frío de ese día soleado de otoño no nos impidió pasar una mañana inmersos en la historia desde la realidad del hoy.

De camino, tuvimos la suerte de contar con un guía de lujo. Un amigo que se sumó a nuestro grupo y nos ofreció su visión del Valle, de las minas y su historia minera. Gracias a Carlos García “Kubala”  y su preciso conocimiento de la historia de estas minas, nos quedamos impresionados con el conjunto patrimonial  formado por la mina de Sucesiva y la mina de la Herrera.

Ambas situadas en Sahelices  (y, por cierto,  en preocupante estado de abandono).  Ambas,  dignas de ser propuestas para  su conservación como patrimonio cultural de este valle bajo la protección de alguna de las figuras establecidas por la legislación. Se lo merecen.  Por su historia, su arquitectura y su valor humano. Por ser pasado y presente, memoria de este valle minero.

Agradeciendo a la tierra

El calor del verano nos ha animado a adentrarnos más hacia el bosque, hacia aquellos campos que eran labrados y cosechados cada año. Los sentidos se mezclan con el disfrute del paseo entre de árboles centenarios. Entre impresionantes rocas blancas  formadas hace millones de años, efímeras flores primaverales, caminos de carros, pastos, cuevas y cielo de caprichosas nubes.

Los mismos que ahora vemos. Un poco más cerrados, eso sí, de bosque y menos agrícolas que antaño. Como todavía se recuerdan. Pero sí, siguen ahí.  Haciéndonos sentir lo que provocaban en los personajes de la novela. Lo que provocaban en las personas que nacieron y vivieron entre estas montañas durante siglos, y que han sido guardianes para nosotros de lo que hoy vemos. Lo mismo que hoy deberemos  conservar para el futuro.

Por eso ese día de verano, inmersos en esos paisajes, a cada paso nos miramos pensando en palabras sueltas, porque casi nada queda por explicar.

Solo silencio. Solo camina, contempla, aprende. La luz  que proyectada sobre un árbol lo define. La calma de sus ramas. El tronco en callada sombra. Todo eso nos habla durante nuestro recorrido. Nos habla de su fuerza, de su arraigo en la tierra, para decir: “Yo soy. Yo estoy aquí, ante ti.”

Seguiremos construyendo narrativas.

Seguiremos amueblando historias.

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