He elegido la fecha a conciencia. No se trata del 13 de febrero, martes. Tampoco del 14 de febrero, este año miércoles. Ambas fechas son señaladas por distintos motivos. Prefiero el 15 de febrero jueves.
Hoy se cumplen cinco meses desde que La Caja Roja se convirtió en papel. En hojas sucesivas repletas de palabras. Y de ahí, como es costumbre ahora, en pantalla a través del formato electrónico.
Cinco meses y 170 ejemplares en manos de otras tantas miradas observadoras ávidas de nuevas lecturas. Lo sé. Todavía hay quien no ha comenzado y tampoco me olvido de quienes no han terminado. No hay ninguna prisa. Al fin y al cabo, si somos realistas (o precisamente no siéndolo) ¿qué prisa puede haber en leer una historia que empezó en el siglo XIX? Así pasen cien años…
Cinco meses y agradezco vuestros comentarios, emocionantes, sorprendidos, cautivados. Agradezco vuestras aportaciones, sugerencias. Esto es lo mejor de la novela, recibiros como leyentes. Porque entre vuestra lectura y la novela se ha creado un canal de comunicación que me gustaría alimentar. Seguid disfrutando de este mundo imaginado. Seguid completándolo y ampliándolo.
De momento La Caja Roja solo está en tres pequeñas librerías y no es por casualidad. La web de la editorial Artámbula sigue siendo un lugar seguro y cómodo para una novela que quiere ir creciendo poco a poco.
En los próximos meses vamos a seguir realizando presentaciones y ahora serán en Madrid, nuevos espacios para entusiasmar con las historias narradas en La Caja Roja, para conocer a quien te lee, compartiendo un momento agradable de intercambio de ideas.
Estos días pienso ¿cómo nos atrapa un libro? Porque guía nuestras manos una portada atractiva. Los ojos se pierden entre escaparates de enormes carteles, rankings y datos de ejemplares vendidos, expositores repletos de novedades… Entramos a un espacio enorme, paseamos, detenemos la mirada un momento donde se acumula más público pensando: “ahí deben de estar los mejores” nos acercamos, conocemos algunos títulos. Vuelta a deambular. A veces, nos guiamos por las solapas, palabras añadidas en fajines de papel coloreado llaman nuestra atención.
Si tenemos suerte, conocemos alguna librería de las de siempre. Entonces, contamos con la experiencia de quien trabaja cada día con historias. Las recibe, ordena y mima. Conoce cada tapa, cada autor. Quien al entrar en su librería es capaz de mirarte y decir: “Este te va a gustar”.
Pero hay otro método, que me habéis contado, sí… Y es la sensación de abrir un libro por cualquier página y leer una frase… si acierta, si llama nuestra atención, si nos gusta: lo leo. Me parece fiable, porque si una frase “engancha” es suficiente motivo para querer seguir.
Como decía, os he escuchado. Por eso hoy, cinco meses después de entregaros La Caja Roja quiero publicar el primer capítulo de la novela completo. ¡Tranquilidad! Esto no creará perjuicio a quienes todavía no habéis empezado a leer. Tampoco será molesto para quienes ya alcanzaron las páginas finales.
Simplemente ofrece los primeros pasos de las vidas que aquí se encuentran, el espacio, las miradas entremezcladas en una historia que a pesar de transcurrir en un paisaje muy concreto, cuenta con resonancias en muchos paisajes, muchos lugares y muchos momentos.
Disfrutad con la sorpresa o con el reencuentro. Pero sobre todo disfrutad con lectura porque esto es lo único capaz de motivar la escritura: leer mas…